No he ido muchas veces a la piedra este año, quizás, mucho menos
que en temporadas anteriores, pero han sido muy gratificantes.
Cada vez voy menos, aunque procuro acercarme al pedrero
cuando las condiciones se ponen de cara (que esto no quiere decir que
no te lleves "capotes") y así no me quemo mucho con
el subir y bajar piedras, etc, etc ... creo que me estoy volviendo
un poco vago en ese sentido ...
Las últimas salidas, han sido casi todas en compañía de un amigo leal y
un puñado de chivos ... y como bien decía otro amigo mío, un amanecer,
un amigo y la silueta de un robalo ... es de lo mejor que te
puede tocar en la pesca.
De este día podríamos escribir un libro, pues desde el primer lance
todo fueron aventuras ...
Salieron las que véis, pero lo bueno no fué eso, pues
en una hora escasa (por no decir media) el "ratio" de picadas
que tuvimos al chivo, fué de las de poner la pastilla
debajo de la lengua ...
Creo que no tuvimos más de tres lances seguidos sin arreón ... grandes.
Se soltaron un par de bichos buenos, cayeron otros dos (uno pasadito ...)
y la imagen de la jornada y para mí (la imagen de mi vida, como
pescador de robaliza), fué la de dos robalos (para mí robalo es +4)
enganchados al MISMO CHIVO ... uno en cada anzuelo !!!
No dábamos crédito ... tal y cómo se suelen poner los
anzuelos en los chivos, que vienen retorcidos junto con el pelo del chivo...
... ¿cómo pudieron aferrarse?¿cuántas circustancias se tuvieron que dar
para que pasase eso ...?
Era muy fácil vararlos, venían muy vivos pero el sitio
era sano y no había fallo ... pero tenía que ocurrir ... después de unos
cuantos lances y unas cuantas robalizas pescadas, no
aseguré los tramos de la caña (una manía persecutoria que tengo
desde hace tiempo) y al levartarlos saltó uno de los tramos e hizo que
el bajo tocase de vez y bye, bye ... Allá iban los dos, cojiditos de la boca.
Unas imágenes ...