Desde hace ya unos cuantos días, mi pequeña colección de paseantes
me acompaña en todas las salidas de pesca.
Es una delicia pescar así ...
Esta vez, salí a dar unos lances con el amigo Walter, a ver si
ya estaban por la labor. Y cómo ya había comentado en una entrada anterior
andan raras ... pues teníamos unas condiciones espléndidas para pescar
y en cambio ellas no sé por dónde andaban ...
Buscamos, lanzamos, rebuscamos, relanzamos ... hasta que al final
una robaliza loca, se tragó el paseante de manera desesperada.
Entró muy lejos, como a mí me gusta, pero aún sabiendo que era
un ejemplar curioso, no tiraba casi nada, como si arrastrases
una bolsa de basura ... al final ya vimos el porqué no
dijo ni mú ...
Os dejo las imágenes para que comprobéis por vosotros mismos.